El ejercicio físico está comúnmente asociado a los más que conocidos beneficios sobre la salud física. Mejora del sistema cardiovascular, prevención de enfermedades/lesiones… etc
En muchos casos se ha relacionado también con un beneficio a nivel de salud mental y un estudio llevado a cabo por investigadores de las universidades de Yale y Oxford ha querido ahondar un poco más en el tema.
Se valoraron diferentes tipos de ejercicios, así como la duración y frecuencia de los mismos.
El estudio fue realizado en base a una muestra representativa de 1.2 millones de personas estadounidenses con edades a partir de 18 años, llegando a la conclusión de que el ejercicio estaba asociado con una reducción de la percepción de sentirse “mal” mentalmente. Este efecto fue consistente en personas de diferentes edades, razas, nivel sociológico o nivel de estudios académicos.
Por otro lado, no se asoció que más ejercicio fuera siempre mejor, encontrando que 45 minutos entre 3 y 5 veces por semana era la duración óptima, mientras que en individuos que realizaban a partir de 90 minutos de ejercicio al día, se obtenían peores resultados que con duraciones más moderadas. De la misma forma, una frecuencia de 23 días o más al mes también arrojó peores resultados.
En cuanto a los deportes que aportaban mayor beneficio, los deporte tradicionales de equipo fueron los mejor parados. Resultado que está en la línea de otros estudios que relacionaban menor estrés o depresión con actividades sociales. Esta relación se daba de igual forma en personas con estudios superiores y personas con educación básica, así como en grupos de personas con una diferencia de ingresos de 25.000$ anuales.
Otras actividades como yoga y taichi, a pesar de tener resultados positivos, parecen no mostrar tanta eficacia como otros deportes o caminar.
A pesar de que estos estudios siempre tienen puntos discutibles, cada vez parece más obvio que el ejercicio nos aporta beneficios no solo físicos. Creo que todos los que llevamos haciendo deporte muchos años podemos dar fe de ello. Y creo también, que las afirmaciones que relacionan la duración y frecuencia con el nivel de estrés/bienestar mental no iban nada mal encaminadas. Cuando algo se convierte en obsesión o hay demasiada presión por cumplir un objetivo, el estrés o la ansiedad pueden aparecer con más facilidad y el deporte no es una excepción.