La estatua del Oso y el Madroño se erige como uno de los íconos más reconocibles de Madrid. Esta imponente escultura de cuatro metros de altura, elaborada en piedra y bronce, vio la luz en 1967 y se encuentra enclavada en la Puerta del Sol. Además de su presencia física, el Oso y el Madroño también ocupan un lugar destacado en la bandera de Madrid, en su escudo y hasta en el logotipo del Ayuntamiento. Pero, ¿por qué este insigne emblema, considerando que en Madrid no hay osos?
Aunque es verdad que los osos son criaturas poco comunes en la actualidad en Madrid, el origen de este símbolo se encuentra en las narraciones históricas y las leyendas que rodean la fundación de la ciudad. La historia relata que el rey Alfonso XI logró cazar un gigantesco oso pardo en los bosques madrileños. Orgulloso de su hazaña, decidió, tras la reconquista de la ciudad de manos musulmanas, incorporar al oso en el símbolo oficial de la urbe.
De acuerdo con los relatos, los montes de Madrid albergaban una población considerable de estos animales. No solo Alfonso XI se dedicaba a la caza de osos, sino que el historiador y militar Gonzalo Argote de Molina detalla en una de sus obras que los Reyes Católicos también intentaron cazar un oso pardo a orillas del Manzanares, sin éxito. A pesar de ello, estos animales se extinguieron en la capital en el siglo XVIII.
Pero, ¿qué hay del madroño? La historia nos lleva al siglo XIII, en medio de un conflicto entre el concejo de Madrid y el clero, que se desató por el uso de los pastos y los árboles frutales cercanos a la ciudad, entre los cuales se encontraban los madroños.
En ese contexto, el oso ya formaba parte del símbolo oficial de Madrid, aunque se representaba sosteniéndose sobre sus cuatro patas. Para resolver el conflicto, se optó por añadir el madroño al escudo oficial de la ciudad, permitiendo que el oso se apoyara en el árbol. De esta forma, la imagen se convirtió en un símbolo de armonía y concordia entre ambos elementos.
Es importante subrayar que los escudos y las banderas no siempre representan la fauna local, sino que a menudo cargan un profundo simbolismo histórico y cultural. En el caso de Madrid, el Oso y el Madroño rinden homenaje a sus raíces. El oso simboliza la riqueza de la vida salvaje que poblaba la región antes de su urbanización, y el madroño representa una muestra de la flora local típica de la Comunidad en esa época. En conjunto, estos dos elementos encarnan el rico patrimonio histórico y natural de la región.