Otro viernes más, otro acercamiento a un pequeño negocio de la zona. Tras estrenarnos con los dulces artesanos de Una Dolce Idea (ver entrevista), hoy nos trasladamos al paseo de las Delicias, cerca de Atocha, donde La Casa de Estar se presenta como un lugar perfecto para desconectar, en el cual se llevan a cabo actividades, talleres, cursos y encuentros de diferentes temáticas con las que adquirir herramientas para ser felices.
No pinta mal, ¿verdad?
¿Quiénes sois y qué ofrecéis?
La Casa de Estar es un espacio muy cerca de Atocha que pretende convertirse en el lugar donde encontrar refugio emocional cada vez que se necesite. Estamos creando una comunidad de personas con diferentes procesos vitales que se están convirtiendo en red de acompañamiento los unos para los otros, facilitando así el camino de autoconocimiento que, en mayor o menor medida, todos estamos transitando. Lo estructuramos a través de actividades regulares y programadas, servicios profesionales o El Club de Oro, que es nuestro programa para mayores de 60 años. Aspiramos a ser un “centro de salud” del bienestar y la salud emocional.
¿Cómo empezasteis y cómo surgió la idea?
Abrimos nuestras puertas hace poco más de un año, pero la idea llevaba gestándose mucho más tiempo ya que algunos miembros del equipo, tras pasar por diferentes situaciones de cambio, hicimos giros importantes en nuestras formas de vida y necesitamos apoyarnos en nuevas comunidades que nos ayudaran a construir otros paradigmas más coherentes con lo que sentimos. A lo largo del proceso vimos la necesidad de equiparar la importancia de la salud emocional a la de la salud física, dado que está íntimamente relacionada tal y como demuestran cada vez más estudios científicos. Contar con entornos donde compartir los procesos es la clave para convertir el sufrimiento en exploración y en escenario de aprendizaje.
¿Cómo veis el panorama actual de los comercios de barrio?
Cada vez podemos ver más claramente la constante evolución de las demandas de los usuarios. A veces nos aferramos a maneras de hacer las cosas que en otros tiempos han funcionado pero cuyo momento ha pasado ya. El reto está, desde nuestro punto de vista, en establecer sistemas que permitan adaptarse a esa evolución constante. Es decir, que le den valor a la escucha de las tendencias de la demanda y que permitan la flexibilidad del producto que ofrecen con la máxima agilidad. Aquéllos que creen que su producto es necesario de forma invariable, antes o después se darán cuenta de la necesidad de adaptarse a nuevos retos.
“La vida es cambio constante”, cuando incorporas esa forma de mirar a tu producto y pasa a ser un organismo vivo cambiante en sí mismo, la adaptación está implícita en el negocio.
¿Qué creéis que los comercios pequeños pueden hacer para mantenerse o crecer?
Para nosotros está siendo clave estar en constante actitud de escucha. Mirar el mercado con ojos de aprendiz independientemente del bagaje que tengamos cada uno es fundamental porque el mercado está cambiando continuamente y siempre presenta un escenario nuevo.
Esencialmente, el contacto directo con los clientes (reales y potenciales) es una fuente de información fiable y valiosa que nos indica por dónde continuar.
¿Qué creéis que los Ayuntamiento pueden hacer para ayudar a los pequeños comercios?
La mayor dificultad que nos estamos encontrando es llegar al sector de mayores que no utiliza internet ni redes sociales y que sin embargo está experimentando situaciones difíciles de soledad no deseada y aislamiento. Dado que el Ayuntamiento no cuenta con recursos reales para poder dar servicio de ocio y terapias ocupacionales a todas estas personas, sería interesante poder disponer de su capacidad de llegada e impacto sobre este sector para cubrir las necesidades de las personas que se quedan fuera de los programas de los centros de día y de los centros de mayores.
Alguna anécdota curiosa
Solemos tener la puerta abierta por las mañanas cuando no hay sesiones para que la gente entre a conocer el espacio. Esto invita a que otros profesionales entren a ofrecernos sus productos (seguros, alarmas, bancos, etc). Cuando ven el espacio y el tipo de actividades, lo normal es que acabemos hablando de cómo se encuentran ellos y que se lleven información para apuntarse a nuestros talleres. Y es que el que más y el que menos, tiene algún conflicto emocional y agradece la seguridad de recorrer el camino acompañado.
Esperamos que os resulten interesantes estas pequeñas entrevistas y, si conocéis algún comercio que os gustaría que apareciese, no dudéis en decírnoslo a través de IG @vozarganzuela o del email hola@lavozdearganzuela.es
La Casa de Estar
Paseo de las Delicias, 28, Arganzuela, 28045 Madrid
Web: https://www.lacasadeestar.com/
Tfno: 613 03 34 06